Es una verdad tan grande como nuestra catedral: en San Luis Potosí hay crimen organizado. Su presencia ha marcado dolorosamente nuestra vida. Su imperio se siente. Las estadísticas de ejecuciones, secuestros, extorsiones, feminicidios, motines y robos nos comprueban que Los Barones de la Droga se han convertido en un poder de facto en la entidad.
Las autoridades cometerían un grave error si minimiza el impacto nocivo del crimen organizado en el actual proceso electoral. Las mafias que operan en el estado son un factor de riesgo para las elecciones.

Pensando en controlar más territorio los malos pueden tomar la iniciativa para influir en el resultado electoral. No es una apreciación alarmista. En otros estados ha ocurrido.
Para estas organizaciones es fundamental dominar el ámbito municipal para poder operar a sus anchas. De esta forma, contando con la complicidad o pasividad de éstas autoridades se facilita cobrar “derecho de piso” y explotar el negocio de narcomenudeo.

Así que para este proceso electoral no será suficiente un decorativo Pacto de Civilidad (Declaratoria por la Democracia para el Proceso Electoral 2018).
La retórica que afirma que estamos por vivir una fiesta de la democracia en libertad, espíritu cívico y paz social es demagogia pura. Las elecciones pueden mancharse con sangre si no se toman las medidas preventivas que ahuyenten la perniciosa influencia del crimen organizado. Los violentos pueden corromper nuestra democracia.

Cierto que es responsabilidad de las autoridades electorales (INE y CEEPC) certificar la equidad, legalidad y transparencia de las elecciones. Pero a las autoridades estatales y federales les corresponde garantizar la seguridad de los ciudadanos y candidatos durante las campañas. Y con más esmero a los votantes el día de la jornada electoral.

El actual proceso electoral que comenzó el pasado 8 de septiembre de 2017 ya se ha teñido de rojo con al menos 30 asesinatos. Así lo reconoce el actual Secretario de Gobernación Alfonso Navarrete Prida: "Llevamos alrededor de 30 muertes de personas, 30 homicidios ligados a personas que han querido contender o quisieron contender en campañas políticas electorales".
Estos políticos fueron asesinados con armas de fuego, calcinados y hasta desmembrados.
Pero hay versiones no oficiales que aseguran que han sido víctimas del crimen organizado 54 políticos con aspiraciones de convertirse en candidatos. Veinticinco de los asesinados pertenecían al Partido Revolucionario Institucional (PRI); 14 al PRD; seis al Partido Acción Nacional (PAN), cuatro de Movimiento Regeneración Nacional (Morena); tres de usos y costumbres y dos de Movimiento Ciudadano (MC).
Adicionalmente a estos asesinatos también han ocurrido atentados, amenazas físicas y verbales, así como secuestros en perjuicio de familiares de aspirantes a un cargo de elección popular.
San Luis Potosí no escapa a esta espiral de violencia. Ya han ocurrido hechos de sangre que costaron la vida a dos aspirantes a un puesto de elección popular. Son los casos de Juan de Dios Guardiola Tello, del partido humanista, acribillado en Matlapa y el de Ángel Medina Burgaña, del PAN, ejecutado a balazos en Tanquián de Escobedo.
Más recientemente, el 27 de marzo, en Matehuala, en plena Semana Santa, nos alarmó el atentado que sufrió el candidato a diputado federal por Morena, el Doctor en Educación Israel Mendoza Vásquez, quien recibió un balazo en la cara que lo puso al borde de la muerte.
Estos dramáticos sucesos son motivo suficiente para que el gobierno del estado implemente planes estratégicos para que las elecciones no sean infiltradas por el crimen organizado o peor aún, que se tiñan de rojo profundo.
Hasta este momento no se sabe si la Secretaria de Gobierno y la de Seguridad Pública realizan trabajo de inteligencia para blindar las elecciones de estos peligros o si están capacitando a partidos y candidatos en la adopción de protocolos de seguridad.
Como conclusión podemos afirmar que hay focos rojos en el estado y que el crimen organizado se ha convertido en un peligro que puede ensombrecer las elecciones del próximo primero de julio.
Está en manos de las autoridades evitar que las elecciones se conviertan en un cementerio.

CARAS Y CARETAS.
1. A propósito de impulsos agresivos sería conveniente que algún médico simpatizante del PRI acompañara en sus recorridos proselitistas al candidato Tekmol para que antes de que el locuaz candidato empiece sus actividades se le obligue a tomar sus pastillas. De lo contrario seguirá haciendo desfiguros que se convierten en auténticos actos de provocación que pueden generar violencia.

2. La candidatura de Xavier Nava cuelga de un hilo. Será hasta el próximo 20 de abril cuando sepamos si el INE cometió un garrafal error o si el PAN y MC se quedan chiflando en la loma y se ven forzados a sustituir candidato. Por lo pronto ambos partidos están sufriendo un desgaste prematuro.

3. Oscar Bautista se salió con la suya y ya es candidato a diputado federal por el III distrito con cabecera en Rioverde. A pesar de la gran carga de desprestigio que pesa sobre sus hombros por presuntos actos de corrupción (incluida la famosa “Ecuación Corrupta”) el Partido Verde lo respaldó hasta el final. La postulación tiene dedicatoria y es un franco desafío contra todos aquellos que estuvieron conspirando para dejarlo fuera de la nominación.